Cada año miles de personas planean sus vacaciones en busca de aventuras. Es común que la gente suele buscar destinos como playas o alguna ciudad para conocer sus sitios históricos donde el objetivo es practicar la memoria y obtener conciencia del pasado.
A esto se le conoce como turismo de memoria; es decir, turismo educativo. Una rama y práctica “blanca” del turismo, el cual busca dejar un mensaje ético, de paz y de honra. Aunque muchos viajeros prefieren buscar espacios históricos como iglesias, templos, parques, etc., también están quienes buscan los espacios más infelices de la historia: lugares donde hay víctimas de catástrofes, atrocidades, accidentes naturales, muertes, y más. Desde Auschwitz, Chernobyl, el 9/11 National Memorial conocido como La Zona Cero o Hiroshima, entre muchos otros. A esto se le conoce como Dark tourism o Tanatoturismo.

El Dark tourism o Turismo oscuro ha estado en incremento desde el inicio del siglo XXI, debido al fanatismo a esta oscuridad y, en parte, por el abaratamiento de los medios de transporte. Aun así, esta nueva rama empezó a capturar la atención académica desde la década de los 90.
¿Qué es el Dark Tourism?
Los académicos John Lennon y Malcolm Foley, quienes publicaron el libro Dark Tourism: the attraction to death and disaster en el año 2000, definieron por primera vez el Tanatoturismo como lo que conocemos hoy: “una práctica turística desarrollada alrededor de lugares donde se han producido sucesos relacionados con la muerte, generalmente violenta, el sufrimiento, la tragedia o lo macabro”, señalan.
Lennon y Foley indican que este no es un fenómeno nuevo, ya que hay evidencia de que esta práctica se conocía desde la Batalla de Waterloo en 1815, donde la clase alta observaba este sangriento suceso desde sus carruajes en las orillas del campo. Incluso se encontraba en prácticas que vemos retratadas en series y películas todo el tiempo, cuando llevaban a criminales a la horca y la gente común observaba el macabro espectáculo. Incluso, si nos regresamos a tiempos más atrás, encontramos los sangrientos espectáculos en el Coliseo Romano.
Ambos académicos estaban en busca de una respuesta; ¿cuál era la motivación detrás de esta práctica? Años después, en el 2005, el profesor Lennon escribió un artículo para The Observer, donde concluyó que las motivaciones de esta práctica son difícil de entender y desentrañar: “es algo turbio, una mezcla de reverencia, voyeurismo y el deseo de acercarse a la muerte”, señaló. El turismo oscuro ha sido sujeto a debates académicos en los años más recientes, pero aún no se logra comprender por qué se ha hecho tan popular.
Algo que sí sabemos es que, naturalmente, los humanos disfrutamos de comprender y aprender sobre el pasado, pero también amamos el morbo. Gran parte del encanto del turismo negro se basa en la curiosidad, explotación, ideologias dominantes, consciencia y, con la llegada de los redes sociales, se ha incrementado la exposición de esta práctica.
El turismo oscuro se ha convertido en un fenómeno social a través del mundo entero, con destinos que varían entre distintas religiones, ideologías y sistemas de creencias dominantes que se yuxtaponen con la forma en la que los operativos turísticos deciden representarlas. Usualmente estos espacios son regidos por la interpretación ideológica que se les adjunta mediante los operativos o el gobierno, lo que abre las puertas a dilemas, debates y controversias socio históricas y se convirtió en parte del encanto de esta forma de viajar y conocer nuevos destinos.
Es inevitable mencionar que al ser un gran negocio turístico, con más de 900 destinos en 112 países, aparece una intención por declarar espacios históricos cerrados al público como espacios turísticos. Es por eso que muchos consideran al Dark Tourism como anti ético y moral, lo que contribuye a banalizar sucesos como tragedias humanas.
Probablemente, conocerás, o habrás escuchado, de los destinos más icónicos que se frecuentan con el Dark Tourism. Por ejemplo, las catacumbas de París, donde en 1786 con intención de combatir las epidemias y enfermedades, decidieron cavar 300 kilómetros de catacumbas y enterrar a todos los cadáveres ahí mismo. O el famosísimo Osario de Sedlec, donde más de 40 mil esqueletos humanos están colocados de forma artística con la intención de decorar la capilla. O, claro, como no puede faltar Auschwitz, el campo de concentración más grande y el mayor centro de exterminio en el que el nazismo mató más de un millón de personas. En México, por ejemplo, uno de los puntos de este turismo se da en Tepito, con las celebraciones a la Santa Muerte.
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